lunes, 1 de diciembre de 2008

Llegó Diciembre


Y con él último mes del año también llegó la nieve a Oxford. Se supone que aún no salgo de mi síndrome de "desadaptada total" y digamos que aún me alegra cuando me despierto, me asomo por la ventana y veo una especie de "caspa celestial" cayendo sobre el patio de mi apartamento. Debo admitir que es una visión bastante placentera. Luego de unos escasos minutos contemplando semejante espectáculo, comienzo a pensar en todas las piezas de ropa que debo ponerme encima (y en el largo proceso que todo ello implica) para no quedar petrificada cual estatua al salir a tomar el bus. Lo cierto es que cuando ya es la tercera o cuarta vez que te pones: camisa, sweater, bufanda, chaqueta, guantes, botas y gorro te das cuenta de que todo eso del "frío y la nieve" cuando se viene de un país tropical, comienza a perder todo su atractivo.
Sin embargo, lo peor llega al día siguiente. Sí, esas maravillosas 24 horas después de una nevada angelical, cuando la fulana nieve se empieza a derretir y forma una especie de "mazacote" producto de la mezcla de nieve, hielo, agua, aceite, sal y cualquier cantidad de mugre que se encontraba ya en el suelo antes de la precipitación. ¿Resultado? Un asqueroso pastiche que no te deja ni caminar, arruina tus botas aunque sean de invierno y en el peor de los casos, te puede llegar a ocasionar una monumental caida con yeso incluido. Todo esto, excluyendo lo que implica manejar en estas condiciones. Eso es otra historia. La odisea es tal, que empieza por verificar si el auto en cuestión cuenta con los cauchos adecuados para manejar en estas circunstancias, es decir, CON NIEVE. Lo del maniobrar y contar con la habilidad necesaria para responder cuando el vehículo medio patine en el hielo no te lo venden en las tiendas y eso corre por tu cuenta.
En pocas palabras, el invierno como cualquier otra estación del año tiene sus "pros" y sus "contras", pero en lo que a mi respecta, sólo me queda por decir que mientras sigo viendo la nieve caer por mi ventana, mi mente está en una playa venezolana, tomando sol y con un trago exótico y tropical en la mano. Saquen ustedes sus propias conclusiones.